sábado, 12 de septiembre de 2009

El estudio de las inclusiones

Llamamos inclusiones a todas aquellas sustancias sólidas, líquidas o gaseosas que puedan apreciarse en un cristal. También aquellos defectos y variaciones en el aspecto y color de las gemas.
A través del estudio de las inclusiones, podemos averiguar muchos datos referentes a las gemas. Aportan los datos básicos para diferenciar las gemas naturales de las sintéticas, pueden identificar muchas imitaciones, ya que muchas inclusiones van asociadas a determinados minerales y en ocasiones podemos averiguar hasta la mina de procedencia de ciertas gemas.

Las inclusiones sólidas, suelen ser cristales microscópicos hospedados en un cristal, que pueden presentar estructura cristalina con caras, aristas y vértices identificables. Podemos encontrar inclusiones iguales al cristal hospedador, como ocurre con algunos diamantes.
Las líquidas son diversos líquidos como el agua, ácidos, anhídridos y soluciones diversas procedentes de la solución madre, retenidos en el proceso de formación, o que han penetrado por fisuras y cicatrices.
Las gaseosas, se forman con las líquidas en las mismas fases. Pueden presentarse aisladas, aunque no son muy frecuentes. Existen un tipo de inclusiones con formas cristalinas, pero que su masa no existe y su espacio está lleno de gas. A éste tipo de inclusiones las llamamos cristales negativos.

Ocurre en muchas ocasiones que encontramos asociados en cavidades elementos de los tres estados. Se llaman bifásicas cuando hay líquido con gas, líquido con sólido o dos líquidos inmiscibles. Trifásicas cuando hay sólido con líquido y gas o dos líquidos inmiscibles con gas. Polifásicas son cuando se encuentran dos líquidos inmiscibles con sólido y gas. Un ejemplo típico y determinante de éstas inclusiones, son las trifásicas compuestas de aire, agua y un cristalito de cloruro sódico que se encuentran en las esmeraldas de Colombia.

Cuando un cristal crece, ocurre que los componentes químicos que dispone no se encuentran homogeneizados en la sustancia madre, por lo que durante el crecimiento en ocasiones cuenta con unos elementos determinados y en ocasiones no. En éstos casos, el cristal suele sufrir unas alteraciones generalmente de color. Se presenta un bandeado en líneas rectas formando ángulos coincidentes con los elementos de simetría del cristal llamadas líneas de crecimiento. Este fenómeno es muy frecuente en los zafiros de Australia, en algunos tailandeses y en los de Cachemira. En las turmalinas se producen cambios drásticos de hasta a veces tres colores concéntricos. En cambio, serán zonas de color si éste queda distribuido en manchas o partes, como ocurre en cuarzos amatista o citrino, que a veces incluso se intercalan entre ellos.

Hay cristales huéspedes con distintos puntos de dilatación que el hospedador, por lo que al sufrir cambios de temperatura, en el caso de que el huésped se dilate más, provoca fisuras o fracturas en el segundo, formando los llamados aros perinclusionales.

El estudio de todo éste mundo microscópico, nos aporta en gemología multitud de datos sobre la formación, estructura, origen y composición de todas las gemas. Pero éstas huellas de la naturaleza restan valor comercial en la joyería moderna, que busca precisamente las gemas más limpias posibles con los colores más vistosos o blancos más profundos. En la gema que más importancia se da a las inclusiones es en el diamante, pudiendo existir gran diferencia de precio por sus inclusiones, cosa que se verá en su capítulo correspondiente. En otras como en zafiros, rubíes y esmeraldas, no se da tanta importancia siempre y cuando no se perciban demasiado bien a simple vista. Por otro lado es prácticamente imposible encontrar cualquiera de éstas tres totalmente limpias a 80 aumentos, por lo que siempre podemos sacar datos de ellas. Los diamantes, si se pueden hallar totalmente puros a 80 aumentos, pero también son infrecuentes.

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